CASO DE ESTUDIO
(Situación
problemática): Una institución educativa de la ciudad decide dotar cada uno de
sus ambientes de aprendizaje con pizarras digitales y mesas interactivas.
Después de un tiempo de adquirido dichos recursos, se percatan de que los
profesores no están aprovechando todas las utilidades de los nuevos elementos
del aula, por lo que deciden abrir un curso virtual por medio de la plataforma
Moodle sobre el manejo pedagógico y didáctico de las pizarras digitales, sin
embargo, después de unas semanas de abierto el curso, los directivos conocen
que la deserción al curso es mayoritaria, la razón de los profesores es que no
tienen tiempo para el curso, debido a la cantidad de obligaciones que poseen
con la institución.
RESPUESTA
Algunos
especialistas en la aplicación de las TIC en las aulas
responden a una difícil pregunta. Los motivos pueden ser muchos pero al final
es una cuestión de motivación. Aunque ya hace algunos años que la falta de
recursos materiales en los centros educativos no parece ser el problema, la
integración de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en el currículo sigue siendo una de las asignaturas
pendientes de nuestro sistema educativo.
La
pregunta que titula estas líneas quizá debería hacerse a los maestros que no
usan las TIC en el aula pero, probablemente, sus respuestas no
nos ayudarían a cambiar la situación. Por el contrario, si la pregunta se hace
a especialistas en la aplicación de las TIC en la
educación, las respuestas son del estilo de las que se resumen en este breve
artículo.
La
pregunta se formuló inicialmente en la sala Grimm del chat de los jueves. Se
repitió en la lista del proyecto y, durante un fin de semana, ocho maestros
hartos ?que no cansados? de integrar las TIC en su forma de
enseñar y en la forma de aprender de sus alumnos escribieron cerca de 30
mensajes.
Si
se cree que las TIC están al margen del currículo,
lógicamente se tiene la impresión de que su uso quita tiempo. “Esto no es currículo”, “¿cómo lo valoro?”,
“¿qué tiempo me queda para dar la asignatura?”. Normalmente los maestros
piensan que enseñar usando las TIC significa
“añadir” y no “sustituir”. Piensan que además de hacer todo lo que “deben”
hacer para seguir el currículo, se les propone hacer otras cosas usando
las TIC. Si ahora ya no pueden ¿cómo van a hacer más cosas?
Integrar
las TIC en el currículo, lógicamente requiere, al menos en
un primer momento, una inversión en tiempo y ganas, pero no se trata de
“añadir” si no de hacer las cosas de otra forma, mucho más efectiva, y que
produce un aprendizaje “más significativo”.
Para
usar las TIC en las aulas se necesita cierta formación. ¿Más formación que para utilizar otras
herramientas educativas como los libros o las pizarras? Pero todo depende de la
plataforma y de las aplicaciones que se quieran utilizar. Se bombardea a los
maestros con cursos de OpenOffice, Guadalinex, y como mucho, JClic. Nadie
parece saber exactamente qué hacer con lo que se aprende en esos cursos. Se
aprende cómo funciona el OpenOffice pero no cómo usarlo. No se tienen ideas
claras de lo que se puede hacer con TIC en el aula.
¿Cómo se traslada lo que se aprende en el típico cursillo de internet o de
ofimática a actividades de aula integradas dentro de una programación?
En las presentaciones
Grimm se plantean actividades divertidas y útiles. Les gustan a todos pero,
erróneamente, todos piensan que son muy difíciles de poner en marcha. Es lógico
si trabajan con Windows o Linux. Es muy importante escoger una buena
herramienta para hacer lo que hace falta hacer.
La
potencia y versatilidad de las TIC también pueden
convertirse en un problema. Si se sigue un paradigma de TIC “incrustadas” y no “integradas” se puede llegar a
pensar que se pueden hacer muchas cosas con las TIC, pero que requieren
un largo proceso de aprendizaje previo, por parte del profesor/a y del
alumno/a. Ello asusta, crea inseguridad, pues no se sabe a ciencia cierta, si
se alcanzará el objetivo.
Miedo de
las instituciones a que los alumnos rompan las máquinas y a que los profesores
inventen demasiado.
Miedo
de los maestros a “salirse del currículo”, a salirse de los programas
oficiales, “miedo a la libertad”. Para algunos, educar no es preparar a una
persona para una vida en la que todo cambia constantemente. Para ellos resulta
inconcebible no seguir lo que marcan los libros de texto y las únicas TIC que usarán serán las propuestas por las
editoriales en los CDs que acompañan a algunos de esos libros.
Parece que los únicos que no tienen miedo a las TIC son los
alumnos.
Los
responsables políticos parecen darle mucha
importancia a las TIC, y se las ha dotado de medios y
dinero pero nadie parece tener claro qué hacer con ellas. Peor aún, algunos
creen que fomentar el uso de las TIC en las escuelas
es llenarlas de máquinas y que los niños poco a poco machaquen las teclas con
fichas electrónicas prefabricadas para que sean buenos “usuarios” de la máquina
y no se les ocurra inventar o tocar nada del ordenador, no sea que lo rompan o
inventen virus … o que hagan cosas peores como aprender a expresarse con la
imagen en movimiento.
Pero
al final, las TIC no se usan en las aulas por
falta de motivación de los maestros. Algunos tienen la
sensación de no saber y de no ser capaces de aprender nunca. Otros viven el
tema de las TIC como una imposición. ¿Por qué perder tiempo con
las TIC si con la pizarra y los libros se ha aprendido
todo hasta ahora? La escuela está cada vez más presionada por el currículo
global y la sociedad. No hay espacios de reflexión.
Aunque
todos los obstáculos enumerados hasta ahora han sido superados por algunos
maestros motivados. Algunos maestros que han afrontado el tema de lasTIC con una mentalidad y una actitud diferente. Son
los maestros del Proyecto Grimm que cuando se les pregunta por las TIC responden ¿disfruta el profesor y los alumnos de
lo que hacen?